
Los payasos hacen reir por su visión del mundo, la de un niño pequeño, para el que lo fundamental es sentirse querido, que sus padres lo quieran, que el público lo quiera. Tratan de imitar al adulto sin conseguirlo nunca, lo intentan una y otra vez, sin cansancio, sin tregua, fracasando constantemente en su intento de ser adultos. Lo hacen espontáneamente, sin ningún sentido del ridículo, ni del fracaso, poniendo sobre el escenario todas sus emociones , que pueden cambiar instantáneamente sin perder un ápice de intensidad. Constantemente sorprendidos y alucinados. El clown no interpreta lo que le pasa, lo vive y reacciona. Existe. Sin juzgarse, sin criticarse, sin interpretarse, el clown desconoce estas palabras. Sólo es. Es libre, sincero, espontáneo, juguetón, imprevisible, creativo, vulnerable, inocente, cómplice. Cuanto mejor se lo pasa él, cuanto más fluye, mejor se lo pasa el público.
¿quien no quiere ser clown?
El sábado estuve viendo a "Goitibera" un grupo de clown alavés, del que forma parte mi amiga Esther (bai, bai gure Esther) y me encantó, me gustó su puesta en escena, su espontaneidad, su argumento, me gustó todo y llegué a alucinar con Esther, de ver como entraba en su propio ridículo, de como entraba en el juego y en la exageración. Un camino de crecimiento. Zorionak.
El espectáculo se titula "Va de cola":
Esperar, mirar, suspirar... reloj, paredes, papeles... mantenimiento, modales y composturas. Paciencia, amigo, sin avasallar. Contrólese amiga que hay para todos: cola de cerdo (riquísima), cola loca, cola (-boración), ni-kolas, pechi-cola, cola (-teral daño), cola (-dor el siquiatra) ¡¡¡KOLAPSO!!! ¡Cariño, qué-hermosa-la-cola-del-banco-this-morning-la-tenías-que haber-visto!