jueves, 28 de septiembre de 2017

UNAS BOTAS

Llovía tanto que sus enormes botas de goma estaban llenas de agua. Las llevaba incómodas, ya le había avisado el dependiente de la zapatería , que esas botas eran demasiado altas para una persona tan pequeña, que le rozarían las corvas al andar y que además le quedaban grandes. ¡Maldito dependiente agorero!.

Subió al autobús con un ¡ay! ¡era tan alta la escalera y tenia tan rozadas las corvas!.

- Hola morena!, le saludó amablemente el conocido conductor, hoy llueve mucho.

¡Jolín que si llovía!, aunque para ella era una disculpa estupenda para coger el autobús y evitarse andar los 800 metros que le separaban del convento. No le gusta andar y por eso le da igual como le queden los zapatos.

-Hoy va a ser el día, pensaba la cocinera mientras el conductor se detenía delante de un enorme charco dudando si la vieja delco del autobús resistiría una mojadura más, hoy va a ser el día en que les diga a las monjas que necesito más tiempo, que necesito mas horas para pelar todas todas las nueces de sus dulces, para poder moler toda su canela, para poder amasar toda la harina para sus bizcochos, que si, que soy lenta que ya lo sé pero soy fiel y ellas lo saben, que las cantidades de azúcar son las justas, que no me paso ni un pelo en la cantidad de anís, que si duran tanto las cosas es que pongo mucho cuidado en medirlo todo ¡y eso lleva mucho tiempo jopé!

- Creo que no vamos a poder llegar a tiempo, anunció el conductor al pasaje mientras el charco iba tomando proporciones oceánicas y los niños lo aprovechaban como piscina improvisada.

- Pues mejor, pensó la cocinera y mejor si no llegamos.


TE QUIERO



En un sueño traslúcido
he atrapado el verde de tus ojos
entre los míos
y silenciado todo lo demás.
Tu mirada fija ofrece vida
que atrae aves de vuelo gracioso
y plumaje colorido.
A veces, alegre,
te unes a ellas
y a tu vuelta
suave y saciado
lanzas tus brazos hacía mí
mucho mas hondos y cálidos
que todos mis poemas.
Y yo aquí
ay,
éndote
día samente remos sil
iero.



EL CERO ABSOLUTO



Casi lo han conseguido. Ayer me lo contaba entusiasmado un científico de mecánica cuántica , que ya en los experimentos están rozando el cero absoluto, los -273,15ºC.

De manera teórica ellos afirman que esta es la mínima temperatura alcanzable por una molécula o cuerpo, pues a ese nivel no existiría vibración atómica alguna y las moléculas ni se moverían ni llegarían a vibrar.

La mayor cámara frigorífica actual sólo alcanza los -273,144ºC. La razón de ello es que las moléculas de la cámara, al llegar a esa temperatura, no tienen energía suficiente para que ésta descienda aún más.

Pero les queda poco para conseguir el estado de reposo. Que dicen que lo van a conseguir.

Si no fuera por el entusiasmo que le invadía mientras me lo contaba , no sé si es una noticia buena o mala.


UN CAFE CON ELVIRA





Es mi amiga, ya de varios años. Nos conocimos en unas clases de teatro en la que nos triplicaba la edad a casi todos.  Podría ser mi madre , pero no lo parece porque tiene un espíritu joven e indómito y exprime la vida. Por eso me gusta estar con ella. Viste tan informal que yo misma no me atrevería hacerlo , le gustan las mallas, las botas rojas, los pañuelos de colores y los sombreros negros.
Su vida merecería ser narrada en una película a todo color.
Cuenta como estuvo en un convento siendo una adolescente , del que salió al de varios años con su habito puesto, diez mil pesetas y una guitarra. Lo primero que hizo al salir fue comprar ropa de civil y con su maleta y su guitarra volver haciendo auto-stop a casa de sus padres.
Luego  pasó por una comuna, estudió magisterio, enfermería, psicología y se casó por amor con su compañero de carrera, trasladándose a vivir muy lejos de su casa.
Ahora sigue practicando danza libre , revoloteando su falda de seda al viento.
Nunca me ha confesado el secreto tan bien guardado de su enorme vitalidad. Quizá sea su pasión por la vida ,estar siempre en movimiento.
La próxima vez no me contendré y la someteré a un tercer grado...
Ya os contaré