Nos encontramos hace dos meses y después de más de 10 años , en Marrakech. En una noche de música de guitarra, ruido y castañas. Nos costó reconocernos, muchos años y mucha distancia. Él pegado a la Familia, yo sola. Él no es feliz, yo solo a ratos.
Después de algún reproche de terciopelo , del tipo - La Familia siempre te pareció poco..., o del tipo - Ejercías mucho de primo mayor, parecías mi padre...después de algún recuerdo compartido de caricias furtivas en una noche de difuntos, resumió su vida en lo que duran 2 cervezas:
No está satisfecho con su vida y hace tiempo empieza a sentir que deben mejorar las cosas a su alrededor. Está harto de explicar a los demás como deben ser las cosas. Está harto de su pulcritud, su orden, su lógica, su rigidez. Es impaciente, pero tiene miedo de cometer errores, teme dejar de ser consecuente. Sonríe cálidamente, confiesa también haber perdido la carcajada.
Por un instante me pareció que su mirada pedía algún tipo de solución.
Me hice la longuis, una longuis disimulada, como siempre, bastante tengo con lo mío, bastante tengo con sobrellevar mi incertidumbre , con haberme alejado de la familia, con sentir su peso y su venganza latente por ello, con no contrariarles ni en la distancia para no perder su cariño, con no sobrepasar la linea imaginaria de la locura sin retorno, con saber lo que no quiero, con hacer hipopresivos, con escribir un blog....
Pero me gusta su proximidad, me gusta reencontrar a la Familia, rozarla. Desde la lejanía y el secreto.
Una inocente trasgresión. Tenemos miedo. Se paga caro todo en Napoli.
Guardadme el secreto, por dios...
Ten cuidadín Carrani, que detrás de cada puerta hay oídos...y ojos....y bocas. Ya sabes que la sombra de la Familia, tu Familia, es tan alargada como la del ciprés (M.Delibes)
ResponderEliminarArrivederci...e bada.