Cumplió años mi amiga Marta. Sí, no le pregunté cuántos por aquello de que cuando veas las barbas de tu vecina pelar pon las tuyas a remojar y a mí de momento no me da la gana. Está guapa, es entrañable y acertamos con los regalos. Hasta ahí bien.
Estábamos un*s cuant*s, algo así como catorce y en estos casos ya se sabe , al cabo de unas cervecitas cuando se empieza a entrar en la fase de exaltación de la amistad pues empezamos con esa conversación recurrente de :
- Que pena que nos veamos tan poco.
- Que pena que perdamos intimidad con todo lo que hemos vivido juntos.
- Que pena que no tengamos un proyecto en común.
- Que esto no puede seguir así.
- Que tenemos que hacer algo.
Y ahí esta la madre del cordero.
Empezamos a filosofar, que mira que nos gusta, sobre los beneficios de la amistad y del apoyo social para el desarrollo y crecimiento del individuo como persona. Criticamos casi gritando, como en una pequeña catarsis la pérdida de socialización que supone el no estar out en esta sociedad moderna. Enfin un clásico.
Aquí se empezó a ver una vez más cada una de las necesidades básicas individuales :
- Quien sólo quiere quedar de marcha.
- Quien recuerda añorante, un poco vicioso y de boca de sus padres (que por supuesto tampoco estuvieron porque ya dice el dicho "Si puedes recordar los 60 es porque no estuviste ahí") el movimiento hippie.
Estábamos un*s cuant*s, algo así como catorce y en estos casos ya se sabe , al cabo de unas cervecitas cuando se empieza a entrar en la fase de exaltación de la amistad pues empezamos con esa conversación recurrente de :
- Que pena que nos veamos tan poco.
- Que pena que perdamos intimidad con todo lo que hemos vivido juntos.
- Que pena que no tengamos un proyecto en común.
- Que esto no puede seguir así.
- Que tenemos que hacer algo.
Y ahí esta la madre del cordero.
Empezamos a filosofar, que mira que nos gusta, sobre los beneficios de la amistad y del apoyo social para el desarrollo y crecimiento del individuo como persona. Criticamos casi gritando, como en una pequeña catarsis la pérdida de socialización que supone el no estar out en esta sociedad moderna. Enfin un clásico.
Aquí se empezó a ver una vez más cada una de las necesidades básicas individuales :
- Quien sólo quiere quedar de marcha.
- Quien recuerda añorante, un poco vicioso y de boca de sus padres (que por supuesto tampoco estuvieron porque ya dice el dicho "Si puedes recordar los 60 es porque no estuviste ahí") el movimiento hippie.
- Quien se siente un poco viejo fíjate que tontería , y piensa en una urbanización de reposo final (lagarto, lagarto) en algun paraje idílico y solitario con todos los adelantos domóticos y todas las prestaciones de un resort de lujo. Y mientras llegue el momento de usarlo ponerlo en alquiler y/o criar caballos y forrarnos.
Tras largo debate acompañado de ricos caldos del país y jamoncito oscuro, nos quedamos únicamente con dos opciones : La comuna "Beneficio" de Granada o la formación de un grupo de Amistad Reglada.
Voy a coger aire y sigo luego.
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