Que tremenda soledad la de estar conmigo misma. Llena de violines, de trozos de tarde, de humo y de cerveza. La vida , si existe, la busco fuera , pero la vida ....ese trocito orgánico que llevo dentro y que solo es mio, que no te lo puedo dar porque si te lo doy ya no existe ni para tí.
No me lo puedes dar, es solo tuyo. Tu trocito.
La tremenda soledad de cada uno. No hay soledad compartida.
Y te veo ahí, esperando , solo , y me veo aquí , esperando , sola , esperando eso que no ocurrirá , porque si ocurriese no existiria.
Imagen :"Sola" de © Victor González Marrero
Sta. Cruz de Tenerife
Un texto precioso, digno del más grande poeta o poetisa de este mundo, es un placer leerlo, releerlo una y otra vez, lleno de metáforas y de símiles que te tocan de lleno por todos lados.
ResponderEliminarQué preciosidad, sin embargo, poder acceder a esa soledad que tan celosamente te guardas para ti sola. Ser el otro yo solo que observa tu soledad ya la convierte en otra cosa, en algo con ente propio, diferenciado. No es compartida porque cada soledad es en sí misma pero es una soledad distinta a la de cada uno. Es una soledad acompañada. Una soledad que trasciende a las dos soledades de cada uno.
Si,me encanta trascender mi soledad contigo.Gracias por ello.
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