martes, 12 de junio de 2007

VERSIONEAR




Veamos un cuento magnífico (no por ser mío) en su sobriedad:

En el café, Manolo cuenta de un zapatero cabrón de Calatayud que en el empeine de la suela del zapato nuevo (la zona que no se desgasta con el uso) grababa la fecha de la futura defunción del cliente. Y que, al comprobarse la exactitud de las primeras muertes, la gente volvió a las alpargatas. Al salir del café, todos miramos con disimulo esa parte de la suela de nuestros zapatos, nosotros que no tenemos nada que ver con Calatayud.
Veamos ahora cómo se versionea un cuento:
(1) Modo kafkiano:
Cuenta M. que en la ciudad de K*** un zapatero era capaz de prever la fecha de la muerte de sus clientes y que la grababa en la suela de los zapatos que fabricaba. El espanto produjo la vuelta al calzado de esparto y del zapatero nunca más se supo. Quizá devorado por los buitres.
(2) Modo Cladio Coelho:
Una leyenda sufí habla de Mohameth, el zapatero de Madrás que, merced a la sabiduría adquirida en la observación de las órbitas de los planetas, logró fijar la fecha del fin de la vida de los peregrinos que acudían a él en busca de calzado. De esa manera, el bondadoso zapatero convertido en Maestro avisaba a sus discípulos de los centímetros cúbicos de karma que les quedaban.
(3) Modo Javier Marías:
Preferiría no saber que aquel zapatero de Oxford (oxoniano) adivinaba los años de vida que les quedaban a sus clientes. Debería callar sobre las consecuencias del asunto y, en consecuencia, callo.
(4) Modo Antonio Gala:
Aquel zapaterito de labios carmesí disponía de la habilidad de profetizar la muerte de sus conciudadanos. Los clérigos, alarmados, lo llevaron a la hoguera, tras el auto dictado por la Conferencia Episcopal.
Y así sucesivamente.

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