Varios experimentos han cartografiado las zonas del cerebro que se activan al enseñar a unos voluntarios una serie de fotos de contenido erótico explícito. Aunque los resultados son complicados, una de las activaciones más reproducibles y proporcionales al grado de excitación sexual declarado por el sujeto es el llamado córtex cingulado anterior. En un experimento independiente, esta misma zona resultó activarse cuando el equipo del voluntario metía un gol, una coincidencia que admite varios tipos de interpretación.
O tal vez ninguna.
Yo estoy de suerte, en el último partido al que fui se me estimuló el córtex cingulado anterior cuatro veces, aunque anuló el árbrito un estímulo , el efecto ya estaba hecho. Al final del partido los rostros estaban transformados, temblaban las manos empuñando las bufandas, los corazones latían acelerados , las miradas derrochaban alegria, ternura y esperanza de futuro.
Estábamos enamorados.
El efecto se fué perdiendo en el recorrido hacia el metro y desapareció casi definitamente cuando conectamos el despertador para el dia siguiente.
Pero mereció la pena. El amor siempre merece la pena.
Las piernas de los jugadores también.
Nunca caminarán solas.
jueves, 29 de enero de 2009
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