Es un cierre perfecto de esta trilogía, memorable por ser la primera cinta animada por ordenador. Es entrañable reencontramos a esos personajes . Su historia, que nos sitúa ante Woody, Buzz Lightyear y compañía ante un cambio drástico en sus vidas cuando Andy, su propietario, se va a la universidad, es la metáfora perfecta sobre la jubilación y la tercera edad. Es impresionante cómo nos cuelan una película de aventuras de primera que habla sobre sentirse viejo e inútil, sobre tener que ir a una “residencia” y tener que aguantar a sus cuidadores. En definitiva, una película sobre la vejez y el desprecio, aunque sea inconsciente, que la sociedad hace a lo viejo por el mero hecho de serlo.
Es divertida, emocionante y emotiva donde para hablar de todo lo mencionado, se montan una suerte de homenaje a La Gran Evasión, mezclado con el cine sobre la mafia , regentada por un oso de peluche con olor a fresas y cierta mitología sobre superhéroes y villanos, que por momentos bordea lo cruel.
Woody sigue fiel a su papel de buen compañero y pilar del grupo , a Buzz a veces se le va un poco la olla y cree de nuevo en su "misión universal", Mister Potato, Barbie...en fin no tiene desperdicio, en esta entrega creo, los personajes está dotados de más profundidad emocional.
Y sientes el desgarro, que también lo siente el protagonista Andy , cuando se despide de sus juguetes y sabe que esta despidiéndode de una etapa de su vida, que ya no volverá aunque mantuviese los juguetes con él. Una escena que supone un shock contra nuestros recuerdos, nuestra infancia perdida....
Los juguetes quieren jugar, no quieren estar en el camarote , no quieren ser tirados a la basura, quieren jugar y jugar y jugar .....
Permitamoselo..reciclemoslos...
Y nosotros, queremos seguir jugando? A qué jugaremos?
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