jueves, 18 de febrero de 2010

VISITAS DE MÉDICO


Era su primera guardia médica. Iba un poco asustado ya que no sabía que se podía encontrar cuando la gente llama al médico de madrugada. Le habían dicho que generalmente son gente mayor muy enfermita que sufre empeoramientos de su estado y su familia se asusta, no lo suficiente como para llamar directamente a una ambulancia y trasladarlo a un hospital.
Entró en la casa , antigua pero recogida y muy limpia con un ligero olor a colonia fresca de después del baño.
Le atendió una señora , la esposa del enfermo, de unos 76 años, arreglada y con la mirada triste. Le acompañó a la habitación donde estaba el enfermo postrado en cama.
- No sé que le pasa doctor, desde media tarde hace mucho ruido al respirar y a veces parece que se pare su respiración. Está tomando unos antibióticos que le ha recetado su doctora de cabecera, porque ha cogido catarro esta semana. Estaba bien hasta hace un rato....
El doctor miró al enfermo y recogió su historia.
Varón de 78 años. Alzheimer desde hace 8 años. Hace 3 sufrió una hemorragia cerebral que le dejó postrado en cama en estado de coma vigil. Portador de sonda nasogástrica para la alimentación.
Respiración estertórea.
A la inspección se apreciaba una perdida extrema de masa muscular con falta de tono en todo el cuerpo.
A la auscultación pulmonar, el doctor escuchó una gran cantidad de liquido alojado en sus pulmones, una neumonía bilateral, quizá un edema pulmonar.. Quizá ya pocos momentos de vida.
- Señora le tenemos que trasladar al hospital. No puedo hacer nada desde aquí. Quizá haya que ponerle oxígeno, le comentó el médico a su esposa mientras las pausas de la respiración se iban haciendo más largas...
- ¿No se puede esperar a mañana para trasladarlo , verdad? ¿Será necesario que llame ahora a mis hijas que viven lejos?, preguntó la esposa con voz débil y mirada mansa.
- Sí, será mejor, respondió el doctor
- También nos dijeron eso hace 3 años , que era para poco, y mira ha pasado todo ese tiempo.. -se hablaba a sí misma , mientras le acariciaba el pelo a su marido- es tan valiente...
- Usted si que es valiente, señora.
Se hizo un silencio espeso, entre estertores, mientras ambos miraban al enfermo.
La esposa con los ojos levemente humececidos, le miró al doctor y desde muy dentro le confesó :
- No, no soy valiente...es que le quiero tanto...

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