sábado, 4 de septiembre de 2010

GHIRLANDAIO

El renacimiento en Florencia.
La esposa de Lorenzo Tournaboni heredero de una influyente familia florentina relacionada con los Médicis. Es el único retrato femenino del siglo XV que ha llegado hasta nuestros días del que se conoce su ubicación original.
Tiene la mirada perdida en el infinito, larga, quizá porque cuando el pintor la plasmó ella ya estaba muerta. Murió de su segundo embarazo a los 19 años. Para retratarla utilizó un relieve anterior y lo que le contaron los que la conocieron, sobretodo su marido, absolutamente enamorado.
El joven y apenado viudo encarga entonces a uno de los grandes maestros del momento y amigo de su familia, Domenico Ghirlandaio, un retrato que le permita recordar y honrar para siempre la memoria de su esposa, y que reflejara no sólo su belleza exterior sino también la interior: "ARS VTINAM MORES / ANIMVMQVE EFFINGERE / POSSES PVLCHRIOR IN TER / RIS NVLLA TABELLA FORET"; "¡Ojalá pudiera el arte reproducir el carácter y el espíritu! En toda la tierra no se encontraría un cuadro más hermoso". Así reza el “cartellino” que Ghirlandaio pintó en el propio retrato; una variación del final de un epigrama del poeta Marcial.
Para siempre.

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