martes, 14 de noviembre de 2006

MI ETERNO PRESENTE

Paso las tardes frente a la pantalla tecleando palabras sonoras que retumban en el corazón como : teleoperadora, venecia, glamour, antifaz, pulsera, fenicio
También tecleo frases completas como : estoy bien, te llamo para hablar, tengo muchos recuerdos, quiero decir adiós.
Voy a tener que decir que sí que me gustan las despedidas, sobre todo cuando son eternas, cuando me dejan llorando para adentro, cuando me hacen emborracharme días y días de coros de muerte y violines de vida.
Porque los violines me hacen un bucle en el pensamiento por el que discurro subiendo y bajando hasta el corazón en busca de razones para decir adiós y abrir el futuro de el nuevo hola que trae consigo toda despedida , ese futuro tan incierto como el pasado, en el que nunca ocurrió nada.
Vuelvo a mí , a ese eterno presente en el que se desarrolla mi vida y ahora trato de conseguir olvidarte, espera un poco, zassss. Ya no me acuerdo de tí. Ya te he olvidado. Era facil olvidar para volver a decir hola.
Hola! me llamo Heina Blunm y estoy encantada de encontrarme contigo.

1 comentario:

  1. Toda despedida es un final, pero también puede ser un principio. La presencia del otro tal como era desaparece para volverse algo distinto, algo elaborado por uno, una transformación interior que ha sido trabajada y tratada y convertida en parte de ti. Así que se convierte en vivencia lo que antes era sólo una persona. Así que ya es tuyo su yo, lo has hecho tuyo y lo has integrado. Si lo recobras de nuevo es alguien distinto, alguien que tiene pasado en ti y tú en él y que se presenta con una historia compartida, la vuestra. Es el portador del código genético de una parte de ti, de un aparte de él. No es el que era, sino alguien nuevo ya elaborado y hecho parte de ti. La relación es nueva pero tiene un cierto poso de sabiduria. Eso tiene de principio una despedida, que lo que vuelve es nuevo a pesar de ser anterior. Así que tu saludo es suyo y le has dado un sentido nuevo.

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